a lo
sumo vomita los tatuajes
del
día anterior,
cree
haber encontrado una noche perpetua,
una
noche siempre eterna,
donde
la barra nunca duerme
y los labios
no pierden sus flores.
Rara
vez se acuerda de sí mismo,
se ha
acostumbrado a no creerse,
no se
fía de las arañas que suben por su piel
y no
siente el ardor que perfora su esófago,
no se
comprende cuando esta borracho
y no
se reconoce cuando esta ebrio.
Vive
sin espejo.
Rara
vez quiso ganar algo,
que no
le sirviera para estrujarles los segundos
al
reloj ausente de la pared,
siente
que se ha perdido ,
pero
no se acuerda,
bebe
un trago largo y coge aliento.
La
noche es eterna.
Aceras
rotas
en la
oscuridad de una calle sin nombre.
Una noche muy larga a mi parecer con esa aceras rotas. Un abrazo
ResponderEliminarasí es amiga María del Carmen, a veces la noche y el día se besan
EliminarAceras rotas en las calles de noche eterna, vagando sin rumbo.
ResponderEliminarMe ha encantado tu poema, Luis.
Un placer venir a tu rincón.
Besos.