Si tú, mi niña, fueras capaz
de dejar
volar a los pájaros
que te
habitan dentro
y me
trajeras alguna noticia
sobre lo
que tu corazón esconde
agua o
fuego,
yo no
sería un triste verso
ni una
espiga azul
que tú
balanceas al viento,
sería
el inmenso océano
que pliega
sus olas
y espera
que la marea
se acueste
para acariciar tus ojos.
se acueste
para acariciar tus ojos.
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