luis perronegro

luis perronegro

martes, 24 de junio de 2014

Hambre.

Y un día surgió el hambre.

El hambre se esconde
junto a las guaridas del miedo,
se esparce indeciso por las entrañas de la tierra
con la cautela del viento.

El hambre se reconoce así mismo,
está labrado en los surcos profundos de cada mano.
Tiene echados todos los candados,
sobrevive al tiempo como la noche y el mar
a  base de costumbre.

El hambre tiene la cautela
necesaria
para no salir gritando.

Por eso cuando el hambre calla
se rompe el silencio
y la multitud quebranta las aceras
con vómitos de fuego.

Y entonces
el hambre se tornara en lágrimas.
Y una vez más
la historia regresara al lugar de siempre.
Junto a la muerte.


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