luis perronegro

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martes, 17 de junio de 2014

Carretera y agua.

Carretera y agua.

Devoramos kilómetros
como si lleváramos siglos despeinando el asfalto.
Pasábamos del verde de la hierba recién nacida
al ocre de las tierras recién paridas,
dejándonos en cada estación de servicio un trozo de carne.
La autopista se sumergía en la noche
y de mis labios surgían poemas en blanco.

Carretera y agua.

Tus ojos muy cerca, posados sobre el camino
como mariposas llenas de frío.
Mis ojos al lado, intentando encontrar el latido de tu corazón,
intentando conocer si había arraigado en ti,
o  era para ti un simple sueño sin destino.

En el casette suena una canción antigua
de las que llevan contigo el tiempo suficiente,
para quemar la oscura retina de tu piel.
!!Que importa ser poeta o ser basura exclama!!
Y cada día me siento más basura sin reciclar
o poeta sin un mal verso que llevarme a la boca.

Carretera y agua.

Mis pensamientos pegados a la ventana
(mientras los postes de luz galopan como gacelas
o vuelan a la velocidad de nubes ajenas),
me vuelven a llevar a ti.
Me dicen que te amo, y yo ya lo sé , no necesita certificarlo el viento.
Aunque mis besos se queden sin tu lengua, aunque mi amor está lleno de reincidencias,  de tus vacíos sin huella.

Lo que no sé, e intento descifrar mientras la noche engulle el asfalto,
es si vale la pena seguir queriéndote,
clavándome lanzas en el costado, llevando conmigo todas las cruces,
parándome en todas las curvas,
o ha llegado el momento
de abrir la puerta
y dejar que entre el olvido, que lo ocupe todo. 

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