luis perronegro

luis perronegro

jueves, 12 de junio de 2014

La noche se fue y apareció el día.

Hubo un día en que el silencio se apodero del mar. Las olas dejaron de balbucear promesas e iniciaron el camino  de retorno.

Fue difícil entender un mar que se arropa hacia sí mismo, que se enrosca como un feto en el hogar de su madre. Fue difícil encontrar un horizonte donde se revele el sentido de las cosas y donde se pudiera descifrar la entereza de lo cotidiano.

Más todo ello fue vano cuando apareció ella, con su rebeldía atravesándole la nariz. La noche se fue y apareció el día.

En ese momento el sol se poso en mi mano y pude alumbrar cada uno de las pecas que tallaban su rostro. Descubrí la verdad infinita de la vida, que se plasmaba en el vientre de sus ojos. 

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