luis perronegro

luis perronegro

sábado, 22 de febrero de 2014

Al final siempre están los monstruos










Mi vida se pierde en recuerdos, algunos de ellos embriagados otros trazados a golpes contra la pared.

Ame en todas las direcciones, algunas veces también fui amado y cuando no me sirvió para ensanchar el alma.

Odio sólo cuando me levanto temprano. En el resto de los casos me olvido con premura, el odio ocupa demasiado espacio en mi cerebro, y no poseo huecos de los que me pueda desprender.

Toda mi vida , mi amor, y mis odios pertenecen al mismo sueño. El del hombre que nunca quiso envejecer. El del niño escribiendo corazones con el boli bic en los muros apagados del barrio donde transite.

Y como en todos mis sueños al final siempre hay un monstruo. Ese latir del reloj, siempre constante, abocándonos a la ausencia.


Regreso a la casa donde nací, abro los portales y allí siguen mis fantasmas, en el descansillo , esperándome en el lugar donde los deje.

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