Me
gusta su sonrisa,
alargada
como una luna de media noche.
Me
gusta el ruido de sus cabellos,
que como
olas de un mar inquieto
están llenos
de sal y rosas.
Me gusta
mirarla,
mientras
nos alimentamos del aire de los escaparates
mientras
que los labios devoran los alacranes de las bocas.
Me
gusta contarla historias,
escribir
juntos el guión de nuestra vida,
decirla
que no habrá final sólo comienzos.
Me
gusta decirla
que
pasearemos por la arena de la playa,
con
nuestras manos cogidas
mientras
nuestros dedos se cubren de algodón y almíbar.
Me gusta
tocarla y que me toque
y dejar
que el agua nos corretee por el cuerpo
y que el
silencio se coma trozos de la piel.
Me
gusta susurrarle deseo.
Me
gusta que no haya un día
ni un
sólo trozo de firmamento,
donde no
se reflejen nuestros corazones
donde no
devolvamos te quieros al cielo.
Me
gusta soñarte entera
sin
quitarte ni una sola espina.
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