No
quiero que el miedo ocupe todos los espacios,
ni que
las dudas
atrapen
a los corazones en los bolsillos.
Quiero
que las evidencias
sigan
creciendo en la eternidad de tus labios,
que el
agua de tus besos sea eterno.
Quiero
que nuestras pieles
se
arropen en abrazos que devoran el tiempo.
Quiero
que la rebeldía que te clava la nariz
acabe
aspirando el mismo aire.
Quiero que
tus certezas y las mías
construyan
castillos en el aire.
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