A la
espera que nuestras lenguas
vuelvan
a morderse con cuchilladas de cielo,
vivíamos
alejados con el amor en cada esquina.
Mientras
el sol se despereza,
construyo
versos lejanos
que el
viento dejara frente a su almohada.
A la
espera de que nuestras almas bailen,
me dejo
trozos de piel en estas letras
para que
las palabras soporten la ausencia.
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