Sus ojos son parte del hielo
y en sus cabellos habitan multitud de flores.
Tiene un rostro poblado de
estrellas y un cielo lleno de matices blancos.
Mi niña me dice palabras con
aromas de mar y con sabor a aceitunas.
A veces cuando estamos muy
pegados, recorremos el sur , creándonos escamas de sal y devorando con avaricia olas de placer que acaban con caricias junto a la pared.
Mi niña está llena de
recovecos y yo me pierdo en todos ellos.
Mi niña y yo tenemos un paraíso
entero para los dos.
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