Iratxe
llegó
un día y se agarro a mi estómago.
Iratxe
me
entregaba palabras grandes
y
susurros de viento
y caracolas
en servilletas de papel,
abría
todas las primaveras
dejaba
mi almohada llena de sueños
y me
traía a la luna entre sus dientes.
Iratxe
llegó
y me regaló tiempo.
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