A
asaltar las calles
a expulsar
nuestro esperma
a pintar
corazones en las paredes
a comernos
a los cocodrilos y sus lágrimas
a
vaciarnos por fuera para llenarnos por dentro.
A
asaltar las calles
a
embestir el cielo
a
golpear las aceras
con revoluciones recién nacidas,
que los
versos no sean cometas
que
adornan el cielo,
que
nuestras palabras llenen los cuadernos
que al
final de cada frase habiten nuestros sueños.
A
asaltar las calles
para
luego poder seguir durmiendo.
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