Tú y yo nacimos con el
mismo lío
y eso nos hace
inseparables,
a veces se nos borra el
rostro
de tanto prestarnos la
saliva,
los párpados se queman de
deseo
y se nos escapa el aire de
los dientes,
luego regresamos con el
deseo abatido
nos cuesta separarnos,
se nos abre un hueco
donde la tierra abre sus
fauces.
Nacimos con el mismo lío
y eso nos hace
inseparables,
aunque luego tengamos
que recogernos del río
antes de ahogarnos
y mandarnos mensajes en
botellas
todo el rato, en todos los
segundos
para recuperar nuestro
aliento.
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