El
techo del mundo
se
ha abierto
por
ahí se escapan las nubes
y se
esfuman los ronquidos del sueño.
Llega
la noche
todo
se apaga
hasta
los corazones se quedan sin aliento
y es
en ese momento
donde
los terrores nocturnos te acechan
con la
hoz y la guadaña
para
dejarte el pescuezo
como
una mota de luz.
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