Yo
ebrio de tus pechos
con mis
palabras delgadas acechando tu luna
con mi
lengua suave como las uvas
adormecida
entre los hierros
que perforan
tu ombligo
Tú con
los ojos acostados
con tu
vientre temblando
ante los
besos húmedos
que se
me caen de la boca.
Luego
las palabras se tiñen de amor
y tú
todo lo ocupas
hasta que
te levanto en el aire
y nuestras
corazones vuelven a sentarse.
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