Tienen tus ojos todas las lágrimas que
necesito
Tienen tus cabellos la negrura fresca de
mis reflejos
Tiene tu nariz la rebeldía precisa,
mi oxigeno y el tuyo,
suficiente
para llenar la tempestad de mis venas.
Tiene tu esqueleto todo lo que necesito
Ven pronto, mi niña,
a posarte entre mis brazos.
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