Si pudiera dejar de amanecer con tus pupilas
en la palma de mi mano.
Si pudiera expulsar el pendiente
que me atraviesa la nariz
y que se queda con todo mi aire;
lo haría,
quien quiere tener el corazón siempre a punto de
estallar.
Si pudiera no desear soñar tus sueños.
Si pudiera no dejarme atrapar por todas tus tristezas
y quitarme el rostro de niño
enfadado porque se le escapo un beso;
lo haría
quien no prefiere tener el alma de viento
siempre presto a danzar entre las nubes.
Si pudiera no amarte,
cerrar los ojos y borrar tu tatuaje de mi piel,
abandonar el sabor de tus labios en las aceras.
Si pudiera no volver a perderme en tus cabellos
la puerta del laberinto donde yacen tus secretos;
lo haría
quien quiere ser esclavo de una sonrisa
o de las palabras que nunca saldrán de su boca
porque morirán encerradas en tu vientre.
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