Eres como el viento
a veces ardiente, impetuosa, devorando la estepa,
acunando el paisaje con una sola mano.
Otras brisa
ausente,
como si no nos hubiéramos despeinado antes
como si no guardáramos la misma arena en los bolsillos.
Yo no quiero ser la veleta que soples cuando quieras,
prefiero ser la nube que un día paso bajo tu cielo
y que regresa pausada a su tormenta.
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