A
todas las arenas
que
pueblan mi desierto
he
de decirles
que
no hay tanto calor
en
mi cuerpo
para
soliviantar las calles
ni
para que las revoluciones
prendan
en los bolsillos de los viandantes.
Levántate
compañero
vente
conmigo
vamos
a unir nuestras sangres
a
sumar los alientos
para
que la mecha prenda
y
la revuelta se dibuje
en
las paredes que nunca anochecen.
Cojamos
el camino
que
nunca vuelve.
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