A
veces te deseo tanto
que se me escapa el alma.
Tu
carne trémula
bajo
la huella profunda de mis dedos
parece
despertarse de la siesta.
Pienso en mis besos rodeándote,
mordiéndote
el cuello,
tus
pechos debajo de mis manos
fundidos
en fuego
y tragarme el hierro
que perfora tu nariz.
y tragarme el hierro
que perfora tu nariz.
Quiero
poseerte
y
que me poseas
romper
el hielo de nuestras pieles
que se tocan
sin
hincarse por dentro.
Quiero
tenerte
y
que me tengas
estar
dentro de ti el tiempo suficiente
para
saciarme
para
secarme
con
la humedad de tu cuerpo.
A
veces te deseo tanto
que
huyen mis suspiros,
navegan
por el viento
con
la esperanza de acabar
entre
tus cabellos
y
regresar allí
al
lugar donde nacen mis sueños.
A
veces me pierdo
en
la ansiedad de mi deseo
y
necesito acabar
junto
a tus besos
sin
esperar
que
haya mañana
o
rutina
o
miedo
que
nos impida tenernos.
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