con las piernas largas
y el vestido de colores
llevaba sus gafas
incrustadas en el alma
sus ojos tenían la mirada del otoño
del color de las hojas que duermen en el suelo
su silencio era suave como el viento
dejaba gotas de sol en las esquinas del día
su voz era el batir de las mariposas
y yo me reconocía en todos sus lamentos
Llegó como llega la primavera
bella, cautelosa
y a mí me resultaba imposible no quererla
como no amarla si era mi único sueño.
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