He apretado en mi vida el
botón del pause.
He abierto un cuaderno
para plagiarme y exponer lo que mi sangre late.
Se finiquitaron mis
certezas.
Te las llevaste a casa,
entre los papeles llenos de notas.
No consigo sentirme bien.
Vivo pendiente de tus caras.
Unas son dulces y otras
presagio del silencio.
Mi rostro sin embargo anda
buscando espejo.
Nunca sabes cuando todo
empieza o cuando acaba.
Lo que si reconoces es lo
que llego para quedarse
para empolvarse en el
alma.
Huella fija en medio del
desierto.
No sé cómo acabara esto. Si
habrá primavera o invierno.
No lo sé y tampoco lo
necesito conocer.
Me conformo con poco,
una sonrisa, el roce de tu
piel,
mirarte hasta cansarme
y que me dejes ser alguno
de tus pensamientos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario