Te
sugieres olvidarla
que
no tiene sentido transitar por corrientes que no desembocan
que
sus labios son de otro y no te los va a prestar
que
la realidad no se va a disipar por mucho que la dibujes en un cuaderno
Entonces
el dolor se hace tan grande que lo puedes masticar.
Las
heridas chillan desconsuelo. El amor también sangra.
Piensas
que todo pasa.
Hasta
el cielo cambia de formas.
Y
te haces a la idea
que
no jugara tu lengua con el anillo que alborota su nariz
ni
saborearas las esquinas de su cuerpo
ni
serás el minuto que nunca acaba.
Luego
decides
introducir
este amor junto a su angustia
en
una caja recién hecha,
rodearla
con un lazo y depositarla en el mar
esperando
que el agua no la devuelva
en
una botella de cristal.
Me
sugiero olvidarla
pero
se ha quedado clavada en mi garganta
como
la espina de una ballena varada
a
la que es imposible apartar.
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