Recuerdo
cuando paseábamos por la arena de la playa
ya
fría,
allá
cerca
del peñón,
mientras
los buques se disolvían en la noche
absorbidos
por el abismo negro donde
la
luna no enciende su vela.
Nos
hundíamos en la tierra.
Aunque
yo flotaba . Te sentía tan cerca.
Recuerdo
pasear por la ciudad
por
sus calles estranguladas de huéspedes
ir
y volver al mismo sitio
recorrer
nuestras huellas todo el rato.
Cientos
de metros recogidos en el iphone.
Recuerdo
todos los giros de tu piel.
Tus
cabellos negros.
Tus
ojos miel que se rodean de sombras.
Recuerdo
habernos sentado
el
uno enfrente del otro
y
contemplarte con una precisión matemática
que
podría llevarme a dibujar todos tus
rasgos
en
la palma de mi mano.
No
me cansaba de verte.
Muchas
veces sin el aire suficiente.
Recuerdo
que compramos la suerte
teníamos
un presentimiento.
Para
mí, sin embargo, la fortuna era simple. Atrapar tus labios.
Y
pienso que fue allí
en
aquel lugar
donde
mi corazón partió
y todavía no ha vuelto.
Y
me pregunto
que
seré yo para ti
si
viviré en alguno de tus recuerdos
o
simplemente
seré
un murmullo de agua del mar
o
una sola línea en un libro abierto.
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