El
otro día llegaste alta
y
yo pensé que por fin nuestros besos quedarían más cerca
que
nuestras miradas se cruzarían en el mismo horizonte
pero
no fue así.
Probablemente
quisiste ser más esbelta para tocar la luna
(de
buena gana te la hubiera acercado si me la pidieras)
Llevabas
una camisa nueva a cuadros ,
sus
colores se peinaban en tu espejo
y
el arcoíris de matices se disolvía en tu rostro.
No
había tonalidad que pudiera agotar tu esplendor.
Vestías
queriendo ser más mayor
como
si desearas ahogar tu juventud en un instante.
No
sabías que tu voz de niña
martirizaba
mi amor entre los dientes.
El
ritmo de los tacones
despertó
el velo de mis ojos
y pude verte como siempre, llena de escondites,
radiante
como para encender la habitación oscura
donde
habitábamos entre papeles.
Tu
belleza atrapaba el tiempo y yo sólo era una partícula
que
flotaba por el viento.
Te
fuiste alta
y yo me fui contigo hasta donde me llegó el recuerdo.
Vuelvo
a tener hambre y sed de ti
al mismo tiempo
y
no te tengo.
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