La nada y sus menudencias
En esa botella vacía entran la
incontinencia de mis sueños. Todos, incluso el que contiene trocitos de luna.
La noche fallece junto a la mano
ceremoniosa del barman.
Las persianas se desvanecen, y el humo
ahora ausente, te devuelve a casa.
Cierran los portales a tú paso, el
churrero lanza proclamas llenas de grasa y el metro zarandea jóvenes que apenas
pueden susurrar calma.
Las sombras que proyectan las farolas
son tan agrias que nunca llego a saber
cuándo me persiguen o lloran conmigo
La nada y sus menudencias me saludan
junto a la almohada.
Y me duermo con la ilusión de los
insomnes, esperando que el reloj me despierte a su hora.
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