Quien
sueña no muere
vive
durante el tiempo infinito
que
tardan las emociones
en
ahogarse en alta mar.
Aguanta
las tormentas
que el
reloj dibuja
en las
cicatrices del rostro.
Y se
apaga suave
como el
calor de una vela
al roce
de una brisa ligera.
Quien
sueña no muere
se
transforma en la arena
con la
que se peinan los niños
en las mañanas de sol y verano
No hay comentarios:
Publicar un comentario