Mientras
su boca me arrancaba trozos de deseo
yo miraba
la lámpara en los huesos
que como
una raspa de luz
me guiaba
por el territorio del placer.
Y mientras
el amor se escapaba a borbotones
y sus
labios sellaban mi sexo,
regresaba
al campo de las flores
pensando
el sueño del deseo eterno.
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