La marea me dejo frente a sus huellas ,
sumando espuma a sus ojos.
Contemplo su cuerpo
como el poeta ante un nuevo verso:
absorto y emocionado.
Es allí donde la encuentro
justo en la línea que delimita los
sueños,
en el amanecer de las almohadas
insomnes.
Entre la arena
trazo las hendiduras de su rostro
con la esperanza de que no las
secuestre el viento.
Quiero que cada segundo acabe en su
cuerpo,
quiero que nuestras pieles sepan al agua
de las flores que secuestran
primaveras.
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