Nuestros
besos se acercan,
sigilosos,
robando
la escarcha
a
los minuteros del tiempo,
plenos
de amor y de sal,
arremetidos
por las olas
de
un azul intenso
que ya
no cabe en los bolsillos.
Y
entonces
la luna volverá a ser el astro
donde
caben todas tus estrellas
y el
mar volverá a ser el agua
donde
se esconden las ballenas
y la
noche la guarida
de
los labios que nunca duermen.
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