A
veces me sentía pájaro
flotando
entre tus caricias azules,
y
tus labios eran brisa
y mi
sonrisa volaba entre algodones.
Otras
veces éramos multitud
nuestros
abrazos eran silenciosos
y
los besos aire
y
nos encogíamos tanto
que
al final del día
éramos
la sombra del día pasado.
Pero
nunca decaíamos
porque
sabíamos que cambiaría el viento.
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