Si
tuviera algún tatuaje en mi alma
sería el
sabor de tus pechos
que engullo
como si fuera mar
y no me
quedaran olas.
Me
gusta que nuestro deseo palpite
en la
palma de nuestras manos
escupiendo
espumas de agua.
Me
gusta dejar que mi lengua explore
los
rincones de tu piel
que
descubra los ríos y los soles,
la
soledad ingenua del placer.
Si
tuviera alguna cicatriz,
algún
traje lleno de agujeros,
se cierra
en tus espejos,
en el
escaparate de tus ojos.
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