De su
boca sumergida salió el silencio.
De
repente,
se
apagó la música
se despertó
el ordenador
y no
quedó nada,
sino una
herida de amor abierta
en el mismo
lugar
donde hace
poco transitábamos por el cielo.
Y no
supe porque llegó la tormenta
sólo me sentí como una estrella llena de espinas.
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