Eran
sus besos
como el
agua
que se
cae de las nubes,
un
torrente suave y cálido
que acaricia
los labios
dejándolos
inmunes ante la tristeza.
Eran
sus besos
como el
pan,
el alimento
necesario
para poder
aguantar el invierno
de su
ausencia.
Eran
sus besos
el transito
final,
el
atardecer del camino
la piel
donde se dormían mis sueños.
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