luis perronegro

luis perronegro

miércoles, 15 de octubre de 2014

Sólo teníamos dos segundos.

Sólo teníamos dos segundos
de tiempo,
un estrecho margen de reloj
para que nuestras pieles se fundieran,
era un instante
la duración precisa
para que una nube se escapara del cielo,
el impulso necesario
para seguir latiendo.

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