Te quiero
mi niña
en el desván
donde nacen los sueños
por el
silencio oscuro de tus pechos
por la
adormidera que alimenta tu piel.
Porque te
quiero mi niña
a veces
el sufrimiento es tan húmedo
que me
ahogo en ríos a punto de desembocar
y me
enredo en sombras que me agotan.
Te
dejare mi boca entre tus piernas
duras como
estatuas de agua,
me embriagare
con el laberinto de tus cabellos
y te daré
besos de mariposa
cautos
y sumisos.
Porque te
quiero mi niña
aprenderé
a amarte
como quien
aprende a leer
con versos
en los labios.
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