Ríos
y piedras.
No
puedo nadar siempre contra corriente
el
agua me carcome la piel
y
los ojos abandonan sus órbitas.
Llevo
los bolsillos repletos de piedras
y
casi siempre me hundo,
apenas
sobrevivo agarrándome con los dientes
al
último botellín que descorcha el barman.
He
elegido un camino
que
hacia ningún lado me lleva,
he
de volver mis huellas hacia atrás
y
empezar a volar
como
vuelan las nubes en otoño
repletas
y felices.
Ríos
y piedras.
El
tiempo transcurre
y
no nos encontramos.
Es
ahí, en la última veta de silencio,
donde
me hallo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario