Sé de un lugar
donde rellenar mis puzles,
donde el espacio y la tierra
amontona sus raíces.
Sé de un lugar
donde reposar mis pensamientos
y procurar que el aliento no se caiga
de la comisura de los labios.
Sé de un lugar
donde encontrar mis huellas:
Entre el laberinto de tus cabellos.
Es ahí,
mientras mis dedos tropiezan con las horquillas,
donde las yemas de mis dedos
empiezan a latir
y encuentran todas las respuestas.
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