Primero de mayo.
Los sueños posibles
no vale la pena soñarlos
se cumplen solos.
Luchamos para
conseguir lo imposible
morimos para que los
que vengan detrás
recojan nuestros
esqueletos
y enarbolen la
bandera de la victoria.
Primero de mayo de
1886.
Su sangre nuestros
derechos.
les debemos parte del
aire
que merece la pena
respirarse.
De ellos pudimos
aprender
que sólo se ganan las
peleas que se dan,
el resto, sólo es
silencio
y las derrotas del
hastío.
Nuestra fuerza
está en la suma de nuestro dolor,
más allá de ahí somos
gotas de agua
en un océano siempre
ávido por devorarnos.
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