Tengo el Karma al borde
del infarto.
He de cerrar mi círculo de
dolor. Ame durante el instante que una gota de lluvia tarda en depositarse en
el suelo. Me amaron sin merecerlo, por curiosidad o reflejo.
Deje que el sentimiento se
hiciera raíz para luego soltar amarras.
El destino me devuelve al último
punto del círculo que deje abierto. Ahora amo sin pretensiones, sin esperar nada a cambio. Amo con paciencia, con
todo el aire de mis pulmones. La amo por fuera y por dentro. Y ella me quiere
con la cautela del cariño. Nuestros amores están a años luz.
Sufro cuando no puedo
verla. Dependo de sus sonrisas como las nubes del aire. Sufro como un costalero
en semana santa, como un Cristo recién crucificado, como la noche ante su
último trago.
Sé que no dormiré sus
sueños, ni su cuerpo se mezclara con el mío y siento un dolor tan agudo, como
si la carne se separara de mi esqueleto.
Mi Karma estará contento
me devuelve lo que me merezco.
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