Cuando la ciudad duerme
amanece el lugar donde habito.
Yo soy el ruido del descansillo
el cuchillo que rasga los párpados
la sombra que acecha los cuerpos desnudos
el lobo que devora las almohadas.
Yo soy el fantasma de la duda y el hastío.
Luego la ciudad se despereza
el sol entra por la ventana
y aparecen las certezas del nuevo día.
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