Me gusta ahorrarme la rutina
me crea desconsuelo,
suelo beber de oído y amar por
costumbre
entre sábanas y pliegues
desnatados.
Me gusta verme de lejos
como si no me conociera
con la esperanza de
sorprenderme
y contarme historias que nunca
existieron.
Me gusta tener dinero entre
los dedos,
el suficiente para encender
cigarros de fuego
desvariar entre sueños rojos
y comprar el silencio de los
pájaros sin dueño.
Me gusta huir muy lejos
arroparme la piel con las
espinas,
dejar que el sol arremeta
contra mi esperma
y volver a empezar de nuevo.
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