intensamente,
comiendo las lunas de tus ojos,
tatuando la saliva de tu piel
en hojas de otoño.
Te escuchaba,
con los oídos de mar
con las heridas de horizonte,
con las escarchas todavía recientes.
Te miraba,
intensamente,
comiendo las lunas de tus ojos,
tatuando la saliva de tu piel
en hojas de otoño.
Te escuchaba,
con los oídos de mar
con las heridas de horizonte,
con las escarchas todavía recientes.
Te miraba,
intensamente,
esperando encontrar
el lugar donde nacen los sueños
y allí estaban
en la esquina de tus labios.
Preciosa poesía como nos tienes acostumbrados. Un abrazo
ResponderEliminargracias María del Carmen, tus palabras siempre me halagan
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