El colibrí se cansa de mover sus alas,
no llega muy lejos,
prefiere zambullirse
en las corrientes cálidas del verano,
agotar los estertores del estío
en la punta de su lengua,
agotar los estertores del estío
en la punta de su lengua,
esperando que el viento
le cambie el escenario.
El colibrí se cansa de mover sus alas
y es entonces
cuando abre sus plumas
y deja que el mundo
abra sus carnes
a un nuevo despertar
de sueños imprecisos.
El colibrí se cansa de mover las alas,
como si tuviera un niño
agarrado a las curvas de su pecho.
El colibrí se cansa de mover sus alas
y es entonces
cuando abre sus plumas
y deja que el mundo
abra sus carnes
a un nuevo despertar
de sueños imprecisos.
El colibrí se cansa de mover las alas,
como si tuviera un niño
agarrado a las curvas de su pecho.
Preciosos ambos, versos y colibrí
ResponderEliminargracias amiga Maríjose, el colibrí tiene el pico lleno de versos
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