ahí,
a dos metros bajo tierra,
en el lugar preciso
donde se escuchan los latidos del mundo,
ahí,
mientras las amapolas crecen
y saludamos a los gusanos
con el sombrero entre las piernas,
ahí,
nos damos cuenta
de los altos que son los muros
donde construimos los sueños.
Maravilloso poema.
ResponderEliminargracias Marisa
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