Fui el único verso
que salió de la nariz
en aquel estornudo de
primavera,
la tierra roja que abría
sus carnes
para empaparse del agua quieta
de la mañana.
Fui la esquina abierta
donde los horizontes
se escriben en servilletas
de papel,
el espejo donde nacen los
gestos,
las sombras que crecen en
la pared.
Fui muchas cosas, sin duda,
pero ahora, en este
instante de luz,
sólo quiero ser el beso de
tus buenas noches.
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