Caminamos
devorándonos las sombras,
con nuestras huellas arando
la fina piel de las aceras,
despojándonos
de las máscaras,
de las palabras de marfil,
de nuestro plagio de los
lunes
Bailamos
al ritmo de los botellines
desnudos,
con los huesos escuálidos
una danza que más que baile
es gorgoteo
Caminamos
con las pisadas que nos
llevan a casa,
abrimos la ventana al alba
y nos atamos los cordones
a la cama.
A la mañana siguiente
nos engulle el sofá,
mientras que permanecemos
quietos, perennes,
viendo crecer la hierba.
El discurrir de los días.
ResponderEliminarMe gustó leerte.
Mil besitos.
gracias amiga Auroratris, siempre caminando y el horizonte siempre moviéndose
EliminarEse devenir que se balancea continuamente. Besos Luis!!
ResponderEliminarGracias Maríjose, a veces es necesario beberse los días con el ansia del sediento
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