Hicimos el amor durante toda la noche,
unas veces despiertos y otras dormidos,
nuestros besos se desplegaban
por cada uno de los pliegues del cuerpo,
nuestras lenguas pudorosas
rompían la monotonia de la piel,
nos dejabamos las alas en las surcos del deseo
penetraban nuestros alientos en el sexo del otro
y al final , el silencio sólo era roto
por la tranquilidad del agua.
Amanecer dentro de ti
el mejor remedio para el insomnio.
Bonita poesia, un abrazo
ResponderEliminargracias María
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