La nieve
golpea con insistencia
la
ausencia que puebla las esquinas
de los
callejones blancos.
Todo
surge claro,
hasta la
tristeza se muestra pálida.
Hay un
silencio azul
y un
sonido distante
que se
aposenta sobre el suelo
como
copos de azúcar.
Una
huella en el parque
se
sumerge en el frío de la tierra
y me
revela una niñez tardía.
Recuerdos
junto a la estufa.
Y es allí
el lugar
del que nunca me fui,
y al que
siempre regreso
cuando
llegan las primeras nieves,
y la
ciudad duerme su sueño blanco.
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