luis perronegro

luis perronegro

sábado, 30 de enero de 2016

Nuestros abrazos, nuestra sangre.













No nos dejemos caer
hay que sostenernos.
Juntemos nuestras sangres
armemos nuestras salivas
abracémonos a nuestras espaldas
tengamos los corazones prestos
y cuando alguien grite
aullidos para romper el silencio
seamos la misma sangre
y cuando alguien sude
el olor de la opresión
seamos el mismo cuerpo.
Somos hermanos y hermanas,
la misma ola que baña la arena
la misma arena que engorda el desierto.

Una carta llena de amapolas.

Después de mucho tiempo y con los corazones latiendo en la mesa, me enviaste una carta. Al abrirla las amapolas se cayeron al suelo.
Había más belleza en cada una de las letras, que en cualquiera de los paraísos que me hubiera atrevido a dibujar, cada una de las silabas eran aullidos de viento, se mezclaba las pieles hasta convertirse en agua.
Teníamos una pasión contenida, que a veces se desbordaba y nos hacía parecer adolescentes clavando corazones en los árboles del parque.
No sabíamos si dar vueltas en círculo a las certezas, o atravesar los límites  y esperarnos con los abrazos puestos.

Después de mucho tiempo y cuando ya teníamos los mismos recuerdos , me enviaste una carta. Al abrirla creció la primavera.
Pude descubrir el contenido de tus ausencias, porque a veces martirizabas mariposas en el estómago y otras veces el silencio se pegaba a tus párpados, pude entender porque la luz se  encendía en tu rostro .
Teníamos algo único entre nuestras manos, frágil y bello, sosegado como un mar lleno,  eterno como un verso. Lo podíamos guardar en cajas, donde pusiera: SIEMPRE.
Empezábamos a soñar el mismo sueño, a hablar en las mismas palabras, a entendernos como si viniéramos juntos desde muy lejos.


Luego devoramos el papel y dejamos que se lo llevara el poniente. Cerramos el cuaderno y empezamos a construir un horizonte nuevo.

miércoles, 27 de enero de 2016

El mar, el lugar donde habitan mis alas.

El mar
como el lugar
donde ocurren las cosas,
donde las caracolas escuchan el sonido del alma
donde la arena secuestra las huellas del tiempo
donde los escaparates se llenan de peces
donde el camino se hace agua
y el agua se duerme en la tormenta

El mar
el lugar donde habitan mis alas.

domingo, 24 de enero de 2016

Persiguiendo mi horizonte.

Nací, en una ciudad
donde el invierno sangra a  las farolas,
donde la escarcha ama a los coches,
donde la multitud huye de las matemáticas.
Bebí lo suficiente como para escribir un libro
o para dejar las sombras a la entrada de casa.
Y luego me fui al campo
y allí viví,
junto a la sangre de las ramas,
junto a la noche ausente de las tabernas,
rompiendo los silencios de las plazas
y ahora, sólo quiero,
conseguir atrapar mi horizonte. 

Miedo de no verte en todos los sueños.

Miedo de ser una bala entre los dientes
un vaso sin sed
una alfombra sin tus huellas
un vuelo de gaviota desnuda.
Miedo de ser una frontera de escamas
una piel sin el calor de tu piel
una boca sin tu pecho
unos ojos sin el cielo de tu rostro.
Miedo de no verte en todos los sueños.

sábado, 23 de enero de 2016

El sueño del deseo eterno.

Mientras su boca me arrancaba trozos de deseo
yo miraba la lámpara en los huesos
que como una raspa de luz
me guiaba por el territorio del placer.
Y mientras el amor se escapaba a borbotones
y sus labios sellaban mi sexo,
regresaba al campo de las flores
pensando el sueño del deseo eterno.

Mis poemas son bocados de sur.

Mis poemas son bocados de sur
tienen versos de arena.
Son intensos como una noche de verano,
son tierra caliente
que late sobre el sexo durmiente
de la mujer con brazos de nube,
son un espejo de estrellas
donde se miran las amapolas
antes de salir de casa.

Mis versos arden en la boca de mi amada,
tienen la ternura justa
para arrancarle a la piel pedazos de sangre,
tienen el sabor suficiente
para perfumar los besos de aromas de patria.

Mis versos saben a sur
y mis cabellos a sal y cielo.

domingo, 17 de enero de 2016

Un poema de amor entre los dientes.

Me enfrento a su cuerpo
como un niño a una tarta de chocolate
sin saber por donde empezar.
Dejo que en su vientre crezcan las flores
y que sus pechos sean manantiales de aire,
nos comemos las huellas
como un caminante sin camino, a ciegas
y nos vaciamos
como el mar cuando abandona sus olas, sin pausa
y al final
cuando los cuerpos yacen sobre la misma almohada
y las pieles se desnudan al sol y al agua
sabemos que hemos escrito un nuevo poema
de amor entre los dientes.


viernes, 15 de enero de 2016

Cuando el camino nace.

Cuando el camino nace mi alma se despierta, recoge sus 21 gramos y acelera el pulso en busca del contacto de su cuerpo.
Recogemos nuestros abrazos entre cuatro baldosas y dejamos que la suavidad de las nubes los guarde junto a la lluvia. Siento su sangre en mi sangre, un mismo latido de cabellos apunto de despeinarse. 
Caminamos por las calles esperando que no desemboquen. Que las avenidas nunca se agoten y que al final el último horizonte nos acerque al sur. Un sur de ventanas abiertas y de alfombras de arena.
Paseamos por parques, donde duermen árboles inmensos, tan grandes que pueden dar sombra a una ciudad entera.
Rezo para que el reloj se pare en los semáforos, para que el aire sepulte los segundos del viento.
Quiero perderme y no llegar a casa, por eso llevo mapas que no conocen el camino de regreso.
Cuando el camino nace  mi alma se despierta y se encuentra con sus palabras durmiendo en mi almohada.

viernes, 8 de enero de 2016

Vivo a tu lado, en tus párpados.

Vivo en su boca
en el fulgor pausado de su último beso
atrapado por el látigo de sus abrazos.
Vivo dentro de su piel
junto al oscuro deseo de su vientre
amasando el pan de sus pechos
y dejando que el mar nos inunde.

Vivo enredado en sus cabellos
durmiéndonos en las caricias de aire
amándonos en molinos de viento
deseándonos como olas atadas al agua
mientras los barcos duermen en sus puertos.


Vivo a tu lado, en tus párpados. 

jueves, 7 de enero de 2016

Llueve en el canal.

Llueve en el canal
y las lágrimas se comen el barro de su rostro,
dejando surcos de agua
guijarros que gravitan por el aire
mariposas de algodón y lunares,
como si los cuchillos hubieran cortado las nubes.

martes, 5 de enero de 2016

sábado, 2 de enero de 2016

Pájaros que habitan en mis ojos.

por fin nos encontramos las alas
allí estaban, en un cajón, junto a las lágrimas de cocodrilo
y abrimos las paredes, sacamos las escarchas
y nos echamos a volar, despacito,
mientras la ciudad nacía
y el cielo se desprendía de su piel de arcilla.

pájaros que habitan en mis ojos
palpando oscuridades y abrazando nubes.

viernes, 1 de enero de 2016

Empezamos el año.

Empezamos el año
como lo acabamos,
besándonos las cicatrices
durmiendo el mismo sueño
y esperando que el sol
se comiera nuestras carnes